viernes, 20 de abril de 2012

Experiencia

Villaseca y sus cocinas solares

Uno de los casos mas emblematicos sobre como el uso de las cocinas solares puede mejorar la forma de vida de los pueblos que la utilizan es del pueblo chileno de Villaseca(valle del Elqui, IV región), en donde la necesidad, el ingenio, el sol y la tenacidad de sus mujeres, lograron que este sitio desertico pudiera salir adelante.
El siguiente es un reportaje del Canal 13 de Chile que los invito a leer.

En el Valle del Elqui, en la Cuarta Región, en un pueblo llamado Villaseca viven unas 110 familias que trabajan con los viñedos del sector.

Las familias debían lidiar con las dificultades para obtener combustibles para preparar sus alimentos y para calefaccionarse en las noches frías del valle. Recolectar leña, era la única posibilidad. Las mujeres caminaban más de cinco horas diarias en los cerros vecinos para obtener algunos troncos.

"Había que ir a los cerros, a los potreros donde habían árboles secos. Hacerse un montoncito de leña, subir por los callejones con el atadito y, el que disponía de unos pocos pesitos, compraba cargas de leña. En esos años se usaba mucho amasar en casa, así que era sacrificado buscar la leñita", recuerda Guillermina Órdenes.

Fue entonces cuando un grupo de mujeres, con algo de temor, recibió en sus casas las cocinas y hornos solares entregados por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), que les enseñó a usar cocinas alimentadas por la energía solar.

Desde la leña al sol
Marta Rojas recuerda lo fantástico que fue este cambio. "Me las arreglé e hice mi cocina. Cortando pieza por pieza, pegando vidrio por vidrio, fue algo fantástico. Me dieron unas ganas de llorar. Me enternecí. Fue algo hermoso y dije logré algo, después que no era nadie".

Quizá lo más difícil de toda esta experiencia, fue convencer a las dueñas de casa del pueblo a usar estas cocinas, porque tenían miedo, "era algo extraño, porque nunca lo había visto. Me parecía que ese iba a explotar", comenta la señora Alicia Salazar.

Poco a poco, las familias de Villaseca comenzaron a reconocer las virtudes de este invento que llegó a aliviarles parte de las actividades en su vida doméstica.

Dos antecedentes fundamentales permitieron elegir a Villaseca para este proyecto. Normalmente aquí se cocina entre las 10 y las 12 del día, horas en que la radiación solar y la temperatura ambiental son más propicias para el uso de esta tecnología. Además, tienen la costumbre de comer tres veces al día, recalentando su alimento, lo que permite el buen uso de las cocinas solares.

Comenzaron a vender algunos productos como pan y queques horneados por estas cocinas. En este aspecto, la experiencia de Lucila Rojas es decidora, ya que "gracias a la energía solar levantamos una pieza, compramos un refrigerador, una lavadora, una tele a color. Hemos comprado camas, tapas para las camas. También vestirnos mejor, comer mejor. Nosotros comíamos carne una vez al mes y ahora comemos todos los días, casi".


Un continuo desarrollo
Más que problemas, el cambio en toda esta infraestructura les ha traído innumerables satisfacciones. Incluso a principio de año, dos mujeres de Villaseca fueron invitadas a Paraguay para capacitar a nuevas familias en el uso de cocinas solares.

Cuentanos tu experiencia con Las Cocinas Solares.

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